viernes, 30 de abril de 2010

De Google al ordenador neuromórfico


SANTIAGO. El futuro de la informática y los peligros de sus usos actuales, o la revolución que viene en la Medicina de la mano de la nanotecnología, centraron ayer la reunión con los medios de comunicación de Albert Fert, Premio Nobel en 2007 y primer invitado del Programa ConCiencia. Fert descubrió, junto a Peter Grünberg, el principio de la magnetorresistencia gigante (GMR, en sus siglas inglesas), una aplicación que ha revolucionado el almacenamiento y la transferencia de información digital de la que deben, por ejemplo, su disco duro portátil o su IPhone. Acompañaron a Fert uno de sus antiguos alumnos, Jose María de Teresa Nogueras (CSIC); y el físico y divulgador Jorge Mira, responsable de ConCiencia.
Además de multiplicar por 50 la capacidad de los discos duros de los ordenadores, la GMR ha permitido, explicó Fert, nuevas aplicaciones en el almacenamiento de las imágenes que se toman en Medicina. El científico predijo además avances médicos gracias al análisis de biomoléculas, «decoradas por nanopartículas magnéticas que se detectan a través de sensores magnetoresistivos y que permiten sacar información sobre la composición y la cantidad de estas biomoléculas con mucha sensibilidad».
El trabalenguas posibilitará detectar el cáncer en estados primigéneos. Sensores para detectar marcadores tumorales en la sangre, o bien concentraciones de virus, o incluso ADN mutado o correspondiente a virus, serán también realidad. Para Fert, la electrónica del pasado mañana es la spintrónica (el spin es una propiedad física de las partículas subatómicas, como la masa y la carga magnética). Pero ésta no llegará hasta que la actual, centrada en el silicio y con un tope de desarrollo de una década, sea superada por la electrónica molécular, «un candidato fuerte a esta sustitución».
«La nanotecnología (la manipulación tecnológica de partículas infinitamente pequeñas, menores a la milmillonésima parte de un metro) nos permite grandes avances. Nos ayuda a mirar la materia con un detalle que antes no era posible y permite estructurarla a niveles nanométricos como antes no era posible tampoco. Todo ello hace que podamos desarrollar dispositivos que hasta ahora sólo estaban en la imaginación», saludaba Fert.
Habrá nueva electrónica, y habrá nueva informática. Una que supere el bit (el par 0, 1) y derive hacia el ordenador cuántico, que almacenará la información en cubits, «cajas cuánticas con estados intermedios, además de los 1 y los 0». Como antes, este cambio será a largo plazo. Mientras, llegarán microprocesadores que combinan la electrónica de microconductores actual con la spintrónica, «con procesadores que consumen mucha menos energía y en los que existen proyectos comerciales avanzados».
Aunque donde ve más futuro Fert es en lo que denominó «informática neuromórfica», «en la que se quiere imitar la plasticidad con la que trabajan las neuronas humanas». Se trataría de desarrollar una informática que pudiese imitar la plasticidad de la sinapsis del sistema cognitivo humano. Estas máquinas tendrían, por ejemplo, la capacidad de reconocer formas que los ordenadores no tienen.
Fert alertó también sobre los peligros subyacentes a la enorme capacidad de almacenamiento de información personal que a través de internet poseen las grandes corporaciones, como Google o Facebook. Y no cree que el 3D vaya a cambiar la naturaleza del cine o la televisión. Él sigue prefiriendo a Visconti y Almodóvar.

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